My name is... - 0/3 -

Carismática, divertida e inquieta, Cecile es una de las Observadoras más excéntricas de la hermandad además de las más hábiles pese a su edad. No tiene escrúpulos ni filtro a la hora de actuar o hablar, hace lo que quiere cuando quiere y no tiene pelos en la lengua para decir lo que le plazca caiga quien caiga o duela a quien le duela. Su mayor defecto es la lujuria, un pecado que oculta al resto de sus hermanos para que estos no la expulsen de la Hermandad con el peligro que eso conllevaría.

Odia a todo aquel ser que no sea humano desde que tiene memoria, y aunque a veces puede parecer que sus intereses no están demasiado ligados a las creencias religiosas de la Hermandad es una ferviente perseguidora de los Hijos de la Noche, hasta el punto de que su actitud cambia radicalmente a una más fría, dura y maquiavélica cuando empieza la cacería. Ese dualismo en su personalidad caótica hace que sea impredecible para todos, incluso para su maestro.



Hija de unos padres asesinados por un clan de vampiros, logró sobrevivir cuando un escuadrón de la Hermandad llegó al lugar del crimen justo en el momento en el que las criaturas se rifaban quien se llevaría el trozo más tierno. Como víctima de un ataque por parte de un ser sobrenatural, la Hermandad decidió incluirla en sus filas pese a su tierna edad, educarla y entrenarla para que ese odio ferviente que sentía hacia la raza que asesinó a sus padres por mero divertimento fuera su mejor arma.

Nunca llegó a destacar en las armas, pero si en la capacidad para analizar las situaciones más complejas y peligrosas bajo presión. Se convirtió en una analista hábil y en una joven que podía ser encantadora cuando lo quería, y cuando no, ser una áspid cuyo veneno se escupía gracias a sus afiladas palabras. Fue entregada al regimiento de Observadores gracias a sus virtudes, pero, son sus defectos las que tarde o temprano pueden llevarla a su propia perdición: Su única forma de desinhibirse del odio que siente es su comportamiento infantil y la lujuria, a la que se entrega cuando lo desea sin importarle el género de quien yace con ella. En la época en la que vive, sumado a la doctrina de la Hermandad, es una situación peligrosa y volátil, pero ha logrado pasar desapercibida gracias a su astucia y sigilo.

Conoce a Felurian desde que eran niñas y es la única que de vez en cuando puede sacar una sonrisa a la Cazadora. Su maestro, Cameron, decidió que era buena idea hacer que trabajaran en el mismo escuadrón debido a la complicidad entre ambas, pero, esto solo produjo que esa vieja amistad se transformara en una relación carnal que está matando por dentro a Felurian, y poniendo en peligro a ambas. Para Cecile es solo un juego, pero para la Cazadora es un pecado del que no puedo escapar.

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Cameron, o así dice que se llama, es un misterio para todos los miembros de la Hermandad debido a su carácter sereno, taciturno pero con una brillantez propia de los genios. Lo que todos saben es que su pasado le atormenta y le persigue en cada uno de sus días, pero, logra ahogar estas penas en el alcohol, el opio y en el derramamiento de sangre que produce cacería tras cacería.

Sus mayores cualidades son la inteligencia, la imaginación y la capacidad de la improvisación si la situación se tuerce. Es uno de los maestros anhelados por todo recluta, ya que los mejores Cazadores y Observadores han salido de entre sus entrenamientos los últimos años. Su relación con la mayoría de sus alumnos es fría pero cordial, excepto con Felurian y Cecile, a quienes considera sus armas y, aunque no quiere reconocerlo, sus hijas.

Es religioso y desea purificar las calles de Londres, pero a su manera. Sin dejar títere con cabeza pero creando un plan perfecto y en el que la violencia quizás no sea la primera opción, un plan que ninguno de sus enemigos pueda prever y así poder acabar con la oscuridad de la ciudad de un solo golpe.




El hombre que se hace llamar Cameron dentro de la Hermandad de la Daga Negra vio cómo su joven esposa y su hijo recién nacido murieron a manos de unos Brujos en uno de sus oscuros rituales. Él fue mantenido con vida por estos y obligado a observar el sacrificio como parte del mismo, ya que necesitaban altas dosis de su sangre para completar la hechicería que estaban planeando realizar. Sin embargo, cuando estaba a punto de morir por la pena y la desesperación además de la pérdida de sangre, la Hermandad le rescató y le dio cobijo entre sus paredes hasta que pudiera recuperarse.

Durante su recuperación se convenció de que tras perder a todo lo que amaba, su vida ya no tenía sentido si no era para acabar con aquellos que usaban sus habilidades sobre humanas para abusar de los mortales a su antojo. Su mente se quebró, y esto hizo que la Hermandad pudiera calar más hondo en él y le convirtiera en uno de los Cazadores más venerados de su época. Le llamaban el Danzarín Oscuro debido a su agilidad y su habilidad con las dos espadas, las cuales usaba como si de un baile macabro se tratase.

Sus años de masacre tras masacre y de ser el azote de los Hijos de la Noche llegó a su fin cuando comenzó a notar que pese a seguir siendo letal, podía ayudar a la Hermandad ayudando en el adiestramiento de los nuevos reclutas y crear Cazadores que siguieran su estilo de asesinar, impredecible y artístico a la vez. Felurian es su mejor creación, y aunque teme que el carácter extraño y peligroso de la joven pueda ser su peor enemigo, ha empezado a verla como una hija, al igual que a Cecile, la Observadora con mejores cualidades de todas las que han pasado por sus manos. Conoce las virtudes y los pecados de ambas, pero se llevaría sus secretos a la tumba antes de delatarlas o hacer que estos supongan su caída, aunque desearía estos defectos no sea tan peligroso para los tres.

Ahora está terminando de entrenar al último miembro del escuadrón, un joven con capacidades pero con una actitud soberbia que le recuerda a él en su juventud. Será Cazador, pero teme que su actitud extrovertida no congenie con la otra Cazadora, Felurian.


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Ian siempre porta una sonrisa encantadora en su rostro, una mirada divertida y una actitud inmadura que le hace ser tan atractivo para las mujeres como insoportable para los hombres. Es un ególatra y la vanidad es su mayor pecado, ya que se sabe uno de los mejores espadachines de la Hermandad de la Daga Negra y no duda en demostrarlo siempre que puede. Se considera a sí mismo la espada de Dios, de hecho, está convencido de que de que nació para sembrar el caos entre las huestes de los Hijos de la Noche y purificar Europa.

Es terriblemente competitivo, en especial con Felurian, a la que quiere demostrar que es mejor espadachín que ella para así poder hacer ver a todos sus hermanos que él, y solo él, es el nuevo azote de la Noche.

No conoce su pasado, ni le importa. Lo único que sabe es que sus padres le abandonaron en un orfanato cuando era un niño y que la Hermandad le recogió de allí para entrenarle y darle un lugar donde vivir y una familia a la que proteger. Educado en la religión y bajo una estricta disciplina, Ian se convirtió en el soldado perfecto, o casi, ya que nunca nadie fue capaz de hacer que el joven se tomara en serio algo que no fuera salir de cacería con el resto de hermanos. Cuando terminó su adoctrinamiento pidió a Cameron que fuera su maestro ya que solo él podía ser el digno discípulo que llevaba tanto tiempo buscando, pero, para su sorpresa él maestro ya había elegido a Felurian como su favorita.

Sin embargo le aceptó como el último miembro de la cuadrilla debido a su potencial y a la necesidad de completar el grupo con un cuarto miembro y un compañero de caza para Felurian, ahora, prácticamente ha terminado su entrenamiento y va a ser admitido como Cazador dentro de la Hermandad.


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