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ienvenidos a Darkness Revival.Estais a punto de adentraros en Londres, año 1890, una época tan peligrosa como atrayente. La alta sociedad se mueve entre bailes oficiales, bodas, cabarets y fumaderos de opio. Las prostitutas y mendigos se ganan como pueden la vida, engañando, robando o estafando. Pero hay algo mucho mas oscuro en las calles de la ciudad del Támesis, más oscuro aún que el terrible Jack. Seres sobrenaturales como brujas, vampiros, metamorfos y malditos se esconden entre los miembros de la sociedad, temerosos de la sangrienta hermandad que les persigue: la Black Dagger Brotherhood. ¿Sobrevivirás? .
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Amund Ovesen
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Amund Ovesen
Amund Ovesen
LICÁNTROPOS | CLASE BAJA | VEINTINUEVE | BISEXUAL | CHARLIE HUNNAM |
Descripción Psicológica
A simple vista, Amund aparenta ser un tipo agradable y abierto, fácil de tratar, y amante de una buena fiesta. Y no os equivoquéis: lo es. Sin embargo, hay mucho más por debajo de esa fachada bonachona y con cierta tendencia a las diversiones algo peligrosas. Tiene un buen fondo, y muy claros desde siempre sus principios; principios que ni sus años como miembro de la Manada, han podido modificar. Sin embargo, su lealtad y preocupación por su hermano son más importantes para él, y nunca se atrevería a dejarle solo. Ante los demás, asume su rol de hermano menor, pero en la realidad es alguien mucho más serio y emocionalmente estable que su hermano. Es difícil sacarle de quicio, pero no imposible.
Ambicioso, siempre deseó quemar el mundo, recorrérselo entero, con un nivel de vida mejor con el que nació. Sin embargo, deseos y realidad no siempre coinciden, puesto que ahora que se le brinda esta oportunidad, suele preferir pasar el tiempo en una habitación mucho más humilde y alquilada por él en Londres, que en las lujosas estancias del resto de la manada.
Considera que el fin sí que justifica los medios, siempre y cuando "los medios" no impliquen herir a quienes le importan. Altamente enamoradizo, a veces le cuesta lidiar con ello, y su única solución con esos temas es poner distancia entre él y el objeto de sus afectos. Quizá una de las máximas que más detesta de la Doctrina es aquella de "Sólo confiarás en tus hermanos", puesto que realmente aspira a encontrar a alguien en quien confiar a ese nivel, pero, sin todavía haber decidido si la licantropía es una bendición o una maldición, no se vería capaz de arrastrar a nadie a ese tipo de vida. Teme haber sacrificado una vida en compañía a cambio de todo aquel poder.
Historia
Segundo y último hijo de un matrimonio de Grip, Noruega, Amund nunca tuvo una infancia demasiado feliz. Cuatro años después de su nacimiento, su padre, Ove, pescador de oficio, falleció junto con el resto de la tripulación de su barco pesquero debido a una tormenta. Quedando la familia sin el único sustento del que disponían, su madre empezó a tomar distintos trabajos, cada cual más precario y mal pagado que el anterior, que le impidieron estar demasiado en la pequeña y húmeda casa en la que ambos hermanos se criaron. Su hermano se vio, por tanto, y desde una edad muy tierna, asumiendo el rol de cabeza de la casa. Criarse siendo prácticamente hijos de nadie justificó para el mayor de los Ovesen esa búsqueda de poder, aceptando el mordisco, y la ausencia de una figura paterna, haciendo que él lo fuese todo para Amund, explica por qué él también lo aceptó, incapaz de dejarle atrás. Pero no adelantemos acontecimientos.
Ambos hermanos se quedaron oficialmente huérfanos en un invierno especialmente crudo, cuando Amund todavía tenía quince años. A raíz de aquello, y sin saber qué más hacer con su vida, puesto que nada les ataba a Grip, decidieron enrolarse en un navío mercante. Así estuvieron varios años, aceptando cualquier trabajo que les saliese, en el mar en verano, volviendo a tierra y viviendo de lo que podían en invierno. Pese a no disfrutar demasiado de ser ninguneado por algunos capataces o de recibir órdenes, el menor de los Ovesen siempre guardará un recuerdo agridulce de aquellos tiempos, ya que pudo ver mundo y conocer otros lugares mucho más increíbles que la pequeña Grip.
Fue en uno de esos inviernos, que por caprichos del Destino habían terminado de pasar en Londres, cuando su hermano llegó a la habitación que habían alquilado con la oferta de un tal Von Kleist en sus manos. Durante unos instantes, Amund creyó que su hermano había terminado por perder el juicio, viendo ridícula aquella historia de licántropos, lunas llenas que se acercaban en menos de tres días, y la oportunidad de sus vidas. Sin embargo, gracias a la insistencia del mayor de los Ovesen, y de la secreta esperanza que tenía el noruego de que todo aquello fuese verdad, aceptó, por lo menos, la invitación de conocer a los hermanos Von Kleist.
Habrá repasado mentalmente un millar de veces su primer encuentro con el que en un futuro cercano se convertiría en su alfa. Las cosas que les prometían con un simple mordisco eran muchas, demasiadas para el corazón algo ambicioso y anhelante de aventuras, harto de una vida que nunca le había tratado bien del todo de Amund. Sin embargo, hubo cierta cosa que le impidió aceptar aquello sin reservas: aquellos dones que les ofrecían no eran un simple regalo, sino un compromiso con los Von Kleist y esa manada que en aquellos instantes comenzaban a fundar. Se descubrió pensando que él sí que deseaba el mordisco, pero para sí mismo, para su hermano, sin necesidad de rendir cuentas a nadie más aparte de ellos. Los dos hermanos discutieron, el uno con estos pensamientos, el otro considerando que aquella era una oportunidad única en la vida. Tuvieron dos noches para decidirse. A la tercera, Amund terminó por seguir a su hermano de vuelta a la Puerta de Plata, negándose a perder la única familia que le quedaba.
Amund siempre afirma que nunca supo qué vio Ahren en ellos dos para ofrecerles aquello. Quizá sólo buscara a su hermano, y decidiese hacerlo también con Amund al descubrir que los hermanos Ovesen eran indivisibles. Quien sabe. Lo único que recuerda de aquella noche fue el intenso dolor en su hombro derecho, casi la espalda, de un mordisco a conciencia, y luego, oscuridad.
La mañana siguiente se sentía distinto, pero aún así, algo en su interior le decía que debía notar un cambio mayor. Sí, sentía aquel poder, y sus habilidades y sentidos se habían multiplicado exponencialmente, pero no pudo sentir esa sensación de unión automática con el resto de la manada de la que le hablaba su hermano y le habían explicado los Von Kleist. Quizá era porque su hermano siempre había anhelado una familia, y a Amund siempre le había valido con tenerle a él.
Vivió las primeras traiciones, posicionándose en el lado de Ahren por un sentimiento de saldar una deuda, más que de lealtad, y también vivió el exilio, y la futura recuperación de la Puerta de Plata. Luchó ferozmente más por su manada que por su líder, más por sus ideales personales que por la Doctrina. Porque, si en algún momento tuvo dudas respecto al mando de Ahren, después de la batalla, con las cosas más calmadas, éstas se han disparado. No le gusta su forma de llevar las cosas, y algo le dice que con Adler serían igual. Todavía no ha hecho nada al respecto, pero secretamente piensa que la Puerta de Plata necesita un nuevo líder, un cambio. Y nadie parece dispuesto a cambiar las cosas... A parte de él, claro.
Otros Datos Gustos: ✦ Ha cogido cariño a algunos miembros de la Puerta de Plata, pero su Manada, así con mayúsculas, se compone única y exclusivamente de su hermano. ✦ Los pubs ruidosos donde a nadie le importa a quién tiene bebiendo al lado. Disgustos: ✦ Los fanatismos, el tener que seguir unas reglas en las que no cree. ✦ Sentirse algo apartado de la manada. Sabe que es sólo por su actitud, y que si tanto le duele podría remediarlo, pero de verdad no puede. Fobias: ✦ Perder a su hermano. ✦ Que el lobo le domine una luna llena y no poder volver nunca más a ser él. Enfermedades: ✦ Era daltónico antes de recibir el mordisco. Apenas fue consciente de ello hasta que de repente pudo ver tantos colores antes desconocidos para él. |
- Spoiler:
- I'VE CROSSED OCEANS OF TIME
Amund Ovesen- Clase Baja
Re: Amund Ovesen
Bienvenido a Londres, bestia de la noche. Que los mortales tiemblen ante el inerxorable crecimiento de la Puerta de Plata.
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Jack el Destripador- Ambientación
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