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ienvenidos a Darkness Revival.Estais a punto de adentraros en Londres, año 1890, una época tan peligrosa como atrayente. La alta sociedad se mueve entre bailes oficiales, bodas, cabarets y fumaderos de opio. Las prostitutas y mendigos se ganan como pueden la vida, engañando, robando o estafando. Pero hay algo mucho mas oscuro en las calles de la ciudad del Támesis, más oscuro aún que el terrible Jack. Seres sobrenaturales como brujas, vampiros, metamorfos y malditos se esconden entre los miembros de la sociedad, temerosos de la sangrienta hermandad que les persigue: la Black Dagger Brotherhood. ¿Sobrevivirás? .
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Alarik von Kleist
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Alarik von Kleist
Alarik von Kleist
Licántropo | Nobleza | 26 | Heterosexual | Taron Egerton |
Descripción Psicológica
Puede que en el panorama artístico de finales del siglo XIX el neoclasicismo y el romanticismo estuviesen ya desfasados, pero en el caso de Alarik von Kleist el conflicto entre lo apolíneo y lo dionisíaco formaba parte de su propio ser y no era algo que pudiese ser substituido como pasó con estos dos movimientos tras la llegada del impresionismo.
Como buen hijo de cuna noble, Von Kleist sabía de protocolo, modales y elegancia, por lo que conocía perfectamente las formas de un caballero. La estricta educación de su padre le enseñó desde pequeño el camino del orden, la obediencia y la humildad. También se le inculcaron valores como la fidelidad, la justicia y la importancia del equilibrio y la razón.
Pero su formación no se limitó en convertirle en un hombre recto. Durante su infancia en Alemania, el pequeño de los von Kleist aprendió a escribir y a leer, así como nociones más que básicas en diferentes temas, como por ejemplo en arte, literatura, ciencias y lenguas. Von Kleist abrazó el conocimiento que se le otorgaba, haciendo notar desde temprana edad su intelectualidad.
Mas no todo era tan perfecto. Había aspectos de la personalidad de Von Kleist que despuntaban en el mundo en el que había crecido. En su interior se escondía un pequeño rebelde con miedo a ver el mundo pero con ganas de cambiarlo. La divergencia entre su interior y su exterior le hizo sentir incomprendido y este fue un sentimiento que le acompañó durante la mayor parte de su vida.
A pesar de que nunca fue un gran alborotador, se conoce que tenía un espíritu inconformista e irascible, sobre todo durante su adolescencia. Fue también durante esta etapa cuando escribió sus primeros poemas, más apasionados e íntimos. No obstante no será hasta su adultez cuando el autor escriba sus más conocidas obras.
Poco podemos saber de von Kleist más allá de aquello que uno puede interpretar en su poesía. Fue un hombre misterioso para los contemporáneos de su época y a día de hoy sus escritos siguen siendo un rompecabezas para los estudiosos de su obra: ¿Qué significado tiene el lobo en su simbología? ¿Quién fue la mujer a quien dedicó sus más bellos poemas? ¿Qué representa la recurrente puerta de plata?
Historia
Querido abuelo,
No estoy seguro de que hoy en día siga usted con vida, pero la verdad es que esa no es excusa para no dirigirle estas palabras, puesto que lo que me he dispuesto a contarle es algo que tendré que llevarme a la tumba y ni usted, por mucho que lamente, podrá conocer jamás. Sin embargo, siento la impetuosa necesidad de contarle lo ocurrido a partir de nuestra precipitada marcha. Espero que la tinta que emplee en esta carta, si bien no podrá transmitirle el mensaje, sirva al menos para calmar mis demonios.
Me tiembla el pulso tan solo de pensar en lo que quiero escribir, pero mucho me temo que es algo que debo afrontar y será mejor hacerlo desde un principio. Aquella fatídica noche en la que usted perdió una hija y un nieto y yo una madre y un hermano, mi vida se esfumó junto a las almas de los que una vez fueron nuestra familia. Hago mención a este momento pues siempre he considerado que fue el punto en el que el destino decidió que se había equivocado colocándome en el mundo y destruyó lo que había sido mi vida para darme aquella que realmente me tocaba, pero también debe ser el inicio de mi relato pues es el desencadenante de nuestra partida.
Después de aquel cruel encuentro con el diablo, mi padre no volvió a ser el mismo, usted lo sabe. Para entonces yo era aún demasiado niño para entender el dolor que sufrió, bastante tuve con intentar entender mi propio sufrimiento. Aún me duelen las entrañas al recordar, creo que a él aún le duele tanto el corazón que no puede utilizarlo. A veces maldigo el día en el que dejamos Alemania, maldigo la noche en la que no estuve en casa para recibir los incisivos de la bestia que debería haberme llevado con madre y con Arend, pues Inglaterra solo trajo caos y desorden a mi vida.
Poco después de llegar a Inglaterra, recibí una noticia terrible. No sé si usted querrá leer esto, no sé si creerá que el té inglés me ha fundido los sesos, pero ruego no crea que me falta seriedad. Mi padre ya no era un hombre, al menos no un hombre sano. Una terrible maldición había conjurado su cuerpo, seguramente por parte del mismo diablo que no pudo llevárselo junto con madre. Aún hoy, cuando la luna llena alumbra la oscuridad de la noche, su forma humana se desgarra para mostrar al animal que se esconde tras sus pupilas. Es un licántropo.
Conozco muy bien los síntomas de esta temible maldición. Podría enumerárselos, mas seguramente su anciana edad le impida comprenderlos, así que no lo haré. Pero por desgracia, yo también estoy maldito, al igual que mi tío Adler y que todas las personas que conviven con nosotros. Muchos murieron para que mi padre, inconsciente de la calamidad que cometía, pudiese convertirnos a todos nosotros. Somos lobos, abuelo, porque la crueldad del sino es infinita y él quiere que jamás olvidemos al demonio que nos debió matar.
Nuestros primeros años malditos fueron una vergüenza para lo que un día fueron los Von Kleist. Yo estaba entrando en la adolescencia, apenas veía a mis mayores pues estaban muy ocupados dándose a la vida de pecado, y como me sentí solo y desgraciado decidí conocer al nuevo animal que ocupaba parte de mi ser. Me arrepiento tanto de todo lo que hice durante aquellos años, que solo el opio consigue que me perdone.
Por fortuna, mi padre recapacitó después de un tiempo y para enmendar sus errores y procurar que nunca volviesen a ocurrir, creó la doctrina. Su manada, sus normas. Al principio fueron unas directrices simples y razonables, pero después de dos guerras mi padre se endureció hasta el punto de llevar la doctrina a un punto en el que en lugar de mantenernos a salvo nos mantiene sumisos. Siempre, incluso cuando vivíamos en Alemania, he entendido el valor del orden y de las normativas, pero la libertad del individuo para llevar el timón de su vida es algo de lo que no se puede prescindir. Mi padre, el hombre más enamorado que hubo, poniéndole límites a sus hermanos para encontrar el amor que él una vez tuvo… no tiene sentido.
He mencionado dos guerras, ambas batallas que yo nunca escogí luchar. Sin embargo tuve que hacerlo para proteger a los malditos que creó mi padre y que ahora son mis hermanos. La primera sucedió hace menos de ocho años. Un hombre sano quiso erradicar nuestra condición cortándonos las cabezas. La culpa de que conociese nuestra oscura naturaleza fue solo mía, y por ello me pesan en la espalda cada una de las muertes que mi exceso de confianza provocaron. Wilhem, que en paz descanse, era médico y confié que pudiese sanarnos. Bendita inocencia.
La segunda guerra no fue más que un motín. Un motín contra el alfa, contra mi padre, contra su doctrina. No me extrañó que esto ocurriese, sin embargo la decepción inundó mi alma. Nunca pensé que mis hermanos fuesen capaces de resolver sus inconvenientes a través del amotinamiento, de la traición más ruin. Por suerte no se cobraron vidas. Un rayo de razón iluminó a mi padre para hacerle ver que no valían la pena más muertes. Fuimos desterrados, los únicos nobles de la manada. Pero no se preocupe por nosotros, abuelo, aumentamos en número, en fuerza y en unión y conseguimos recuperar nuestro hogar.
A día de hoy seguimos viviendo en Kensington, desde donde le escribo estas palabras. Recuerdo cada noche los momentos de mi infancia que viví con usted en nuestra gran finca cuando venía a visitarnos. Extraño los dulces que nos traía la abuela y jugar con mi hermano hasta que se escondía el sol y madre nos venía a buscar para la cena. Recuerdo que usted quería que nos casáramos con unas hermanas, hijas de unos aristócratas propietarios de muchas tierras. Permítame que le confiese que eso nunca hubiese ocurrido, lo siento. Quizás mi hermano hubiese accedido pero mi razón me hubiese impedido desposarme con una mujer a la que no amo.
Le pido que recuerde cada noche bendecir la suerte que tiene de no haber abandonado jamás Alemania, pues estas tierras inglesas están malditas y a saber cuántas otras tierras padecen de la misma maldición. Los licántropos no somos los únicos que ponemos en peligro las vidas de los hombres sanos, existen otras condiciones que se escapan de las manos de Dios y que ni ese tal Darwin es capaz de comprender. Guárdese las espaldas, querido abuelo, nunca sabemos cuándo un hijo del diablo puede llamar a su puerta.
Otros Datos Gustos: ✦ La literatura, sobre todo la novela gótica y las pertenecientes a autores del romanticismo y poesía. ✦ El arte en general, pero sobre todo la pintura neoclásica, romantica y la arquitectura gótica. ✦ Fumar opio ✦ Mia Marlowe Disgustos: ✦ Ser un licántropo ✦ Arhen von Kleist ✦ La injusticia ✦ La falta de moral Fobias: ✦ Espíritus malignos. |
- Spoiler:
- I'VE CROSSED OCEANS OF TIME
Última edición por Alarik von Kleist el Lun Oct 12, 2015 9:04 am, editado 7 veces
Re: Alarik von Kleist
Bienvenido señor von Kleist, ya está la familia al completo pero ¿será para bien de la manada o sólo contribuirá a su división?
Princesa Victoria- Ambientación
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