Tatiana Lupei ID

Descripción Psicológica

No, Tatiana no es una jovencita convencional de su edad. La sociedad victoriana, repleta de clichés y conceptos moralistas, nunca ha encajado con Lupei. Nacida y criada en una caravana ha pasado tanto tiempo con hombres que ha terminado adoptado su comportamientos, costumbres, posturas e incluso frases. En resumen, es un muchacho en el cuerpo de una mujer.

La morena destaca por su búsqueda constante de la aventura e intensidad.  Le costó afrontar la muerte de su madre y más tarde la destrucción de su manada así que intenta evitar a diario el dolor manteniendo siempre altos los niveles de adrenalina, metiéndose en líos y problemas de los que suele salir, no sin escarmentar ni usar una gran cantidad de ingenio.

A Tati, le cuesta terminar lo que ha empezado. Es la típica persona que siempre tiene mil proyectos, tanto personales como  para su hermana, pero a que la hora de verdad no termina ninguno. Suele ser indisciplinada, pese a que conoce el código de buen comportamiento para una señorita de sociedad. No es extraño escucharla refunfuñar, calumniar y si es necesario, insultar como una verdulera.

Es alérgica a los compromisos desde que se quedó sola con su hermana y es precisamente ese vínculo, el único que desea y necesita.  Y es que Tatiana, es celosa y posesiva en todas sus relaciones, incluso con Andra. Territorial con lo que considera suyo y dominante con todo aquel que osa pisar donde no debería.

No soporta el aburrimiento y es por eso que cuando más aburrida esta, más temeraria y peligrosa se muestra. Si conoces a Tatiana sabrás que en cuanto deja de hablar y muestra una actitud relajada, no es nada bueno. Por lo general, se muestra como una chica jovial y dicharachera, parlanchina y extrovertida. Parte de ese rasgo de su carácter,  es parte de la gran actuación para atraer al público al negocio que tiene montado con su hermana. ¿Cómo pretenden leer las cartas si los clientes no se sienten atraídos por un par de jovencitas atractivas?

Historia

Nació un veinticuatro de enero junto a su hermana gemela, Andra. Los padres de las gemelas se habían conocido en Dinamarca de donde era oriunda su madre y posteriormente, se casaron en Rumanía. Las pequeñas vinieron al mundo en un punto entre Rumanía y Dinamarca, cuando la pareja iba a visitar a los abuelos maternos de las niñas. Tras el parto de dos licantropos, la madre de las niñas empezó a enfermar y de pasó de ser una mujer fuerte y elegante a alguien débil que pese a las dificultades intentaba siempre levantar la cabeza para mostrarse entera ante el mundo.

Las niñas empezaron a criarse en una manada compuesta por diez lobos y su madre que era la única humana. Fue precisamente ella quien enseñó a la mayoría de integrantes a leer, sumar y comportarse con algo más de educación. Procedió del mismo modo con sus hijas e incluso le inculcó los modales propios de señoritas de sociedad, tal como ella en su juventud pues su madre era hija de unos señores daneses bien posicionados. Por eso cuando murió, el vacío se instaló en el corazón de Tatiana quien echó de menos todos sus sermones amorosos y sus cuentos por la noche, aunque las gemelas continuaron la tradición por explicito deseo de su padre (y terminó convirtiéndose su lectura nocturna en una reunión de toda la manada). Tras la muerte de su madre, fue su abuela Dalma quien se ocupó de la crianza de las niñas.  Las plantas y los remedios naturales se convirtieron en algo común en su vida así como la lectura de cartas.

Cuando entraron en la Gran Bretaña, a través de un barco mercante, la desgracia se cernió sobre la manada. La luna llena nunca había preocupado a los lobos así que salieron como era habitual a cazar pero en cambio de encontrar víctimas, ellos se convirtieron en presas. Habían dejado el campamento atrás y un grupo de cazadores los sorprendió sin que ningún miembro de la manada pudiera reaccionar a tiempo. El primero en caer fue su padre Luca y continuaron otros tantos pero por suerte, las gemelas contaron con la ayuda de su abuelo Nicolae. Los siete lobos restantes, se pelearon entre sí y cuando las hermanas volvieron a su forma humana a la mañana siguiente, tan solo quedaba un miembro medio moribundo aún con aliento en sus pulmones.

Para desgracia de las jovenes Lupei, su abuelo no duró demasiado tampoco así que al poco de entrar en Gran Bretaña, se quedaron solas con un carro y tres caballos. De mutuo acuerdo, decidieron trasladarse a Londres en busca de una oportunidad e instalaron, "La Caravana de las hermanas Lupei", haciendo su papel como hermanas de la buena fortuna.