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ienvenidos a Darkness Revival.Estais a punto de adentraros en Londres, año 1890, una época tan peligrosa como atrayente. La alta sociedad se mueve entre bailes oficiales, bodas, cabarets y fumaderos de opio. Las prostitutas y mendigos se ganan como pueden la vida, engañando, robando o estafando. Pero hay algo mucho mas oscuro en las calles de la ciudad del Támesis, más oscuro aún que el terrible Jack. Seres sobrenaturales como brujas, vampiros, metamorfos y malditos se esconden entre los miembros de la sociedad, temerosos de la sangrienta hermandad que les persigue: la Black Dagger Brotherhood. ¿Sobrevivirás? .
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Please, have some mercy || Magnus & Kiara
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Darkness Revival :: West End :: Mayfair
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Please, have some mercy || Magnus & Kiara
La noche había caído, y con ella comenzaba la actividad en la mansión de Magnus. Los miembros del clan comenzaban sus “vidas”, si es que podían llamarse así, y Juliette no tenía otro remedio más que adaptarse y seguir su ritmo.
La hora de la cena, como ella la denominaba, era el momento del día en el que los sedientos vampiros salían en busca de pobres desgraciados a los que embaucar para poder saciar su sed. Era el momento en el que más peligrosos eran, pero también el momento en el que se volvían más vulnerables.
Y Juliette siempre aprovechaba esos minutos en los que la mansión permanecía vacía para deambular a sus anchas por la casa. Además, últimamente se sentía más cansada que de costumbre, por lo que un poco de tranquilidad nunca le venía mal.
Su piel estaba más pálida de lo normal, y bajo sus ojos habían aparecido las sombras de unas ojeras que nunca se iban del todo, pese a que la joven había probado todos los remedios que conocía; desde enfriar cucharas y colocárselas sobre los ojos, hasta aplicarse piezas de fruta sobre ellos. Y nada. Por eso, había decidido pasarse al maquillaje. No es que se arreglase para convivir con un clan de criaturas sedientas de sangre, sino porque así conservaba algo de su antigua vida en París. Por supuesto, los productos londinenses tenían mucha peor calidad que los franceses, pero ella nunca tuvo tiempo de poder llevarse algo de su hogar, por lo que tenía que conformarse con ello.
En cuanto se hubo adecentado, Juliette abandonó su habitación para iniciar su paseo vespertino por el edificio; quizás incluso podría ir a la cocina a coger algo para comer. A medida que caminaba por los amplios pasillos comenzó a escuchar unas voces con un tono bastante elevado provenientes de una de las muchas habitaciones. No tuvo que afinar demasiado el oído para saber a quiénes pertenecían. Kiara y Magnus parecían estar discutiendo por algún motivo, y ella se encontraba en el lugar equivocado en el momento equivoco. Sabía cómo eran ambos vampiros cuando estaban realmente enfadados, y esa situación no era la más segura para un simple humano, ni siquiera para ella.
Decidió pasar de largo lo más rápido que pudo, pero decidió hacerlo en el momento equivocado. La puerta se abrió justo cuando ella pasaba, revelando a ambos vampiros en su interior, con cara de pocos amigos.
La simple figura de Magnus hizo que Juliette se quedase paralizada, incapaz de continuar caminando, mientras trataba de articular una disculpa que en una situación normal no tendría que haber formulado.-Lo-lo siento mucho, Magnus. No quería interrumpir. Y-yo ya me iba….
La hora de la cena, como ella la denominaba, era el momento del día en el que los sedientos vampiros salían en busca de pobres desgraciados a los que embaucar para poder saciar su sed. Era el momento en el que más peligrosos eran, pero también el momento en el que se volvían más vulnerables.
Y Juliette siempre aprovechaba esos minutos en los que la mansión permanecía vacía para deambular a sus anchas por la casa. Además, últimamente se sentía más cansada que de costumbre, por lo que un poco de tranquilidad nunca le venía mal.
Su piel estaba más pálida de lo normal, y bajo sus ojos habían aparecido las sombras de unas ojeras que nunca se iban del todo, pese a que la joven había probado todos los remedios que conocía; desde enfriar cucharas y colocárselas sobre los ojos, hasta aplicarse piezas de fruta sobre ellos. Y nada. Por eso, había decidido pasarse al maquillaje. No es que se arreglase para convivir con un clan de criaturas sedientas de sangre, sino porque así conservaba algo de su antigua vida en París. Por supuesto, los productos londinenses tenían mucha peor calidad que los franceses, pero ella nunca tuvo tiempo de poder llevarse algo de su hogar, por lo que tenía que conformarse con ello.
En cuanto se hubo adecentado, Juliette abandonó su habitación para iniciar su paseo vespertino por el edificio; quizás incluso podría ir a la cocina a coger algo para comer. A medida que caminaba por los amplios pasillos comenzó a escuchar unas voces con un tono bastante elevado provenientes de una de las muchas habitaciones. No tuvo que afinar demasiado el oído para saber a quiénes pertenecían. Kiara y Magnus parecían estar discutiendo por algún motivo, y ella se encontraba en el lugar equivocado en el momento equivoco. Sabía cómo eran ambos vampiros cuando estaban realmente enfadados, y esa situación no era la más segura para un simple humano, ni siquiera para ella.
Decidió pasar de largo lo más rápido que pudo, pero decidió hacerlo en el momento equivocado. La puerta se abrió justo cuando ella pasaba, revelando a ambos vampiros en su interior, con cara de pocos amigos.
La simple figura de Magnus hizo que Juliette se quedase paralizada, incapaz de continuar caminando, mientras trataba de articular una disculpa que en una situación normal no tendría que haber formulado.-Lo-lo siento mucho, Magnus. No quería interrumpir. Y-yo ya me iba….
Juliette Morandé- Clase Alta
- Ocupacion : Merienda de Magnus
Localización : La mansión de Magnus
Re: Please, have some mercy || Magnus & Kiara
No, Lorath. ¡Esta vez voy a darle el dolor que parece anhelar! – Los pasos de Magnus son tan rápidos que pareciera que flotara en el aire, sobre el suelo de su mansión con la capa negra ondeando a su espalda. Estaba enfurecido, y otra vez, por Kiara como empezaba a ser costumbre. La ‘joven’ vampiresa era irreverente, impulsiva y peligrosamente mordaz, aunque leal a él << Por su bien. >> Pero en los últimos tiempos empezaba a entablar conversaciones poco favorables hacia Magnus con el resto de los miembros del clan. Y él sabía la razón.
- Mi señor. – Lorath, su mayordomo, le acompaña, siguiendo su ritmo e intentando como siempre hacerle ver la situación con los ojos del raciocinio. – Kiara solo ha… comentado con los demás que tener un plato tan apetitoso en la mansión hace que su estómago ruja… no es nada que otros no hayan dicho antes. – Era cierto, pero Magnus sabía que a diferencia de los demás miembros de su clan aquella criatura a la que transformó hace años era la única con el valor necesario para atacar a Juliette en un ataque de demencia. Si decía aquello, era por que empezaba a planteárselo como una opción.
Y Juliette era suya, suya en cuerpo y alma.
Sin embargo, justo antes de entrar en el comedor donde sabe que se encuentra, se detiene para responder a su fiel sirviente. – De acuerdo, Lorath. Está bien por esta vez. Hablaré a solas con ella, puedes retirarte. – Cuando el mayordomo asiente y se aleja por el pasillo, Magnus abre la puerta del gran comedor lentamente haciendo que esta emita un breve quejido. Al entrar Kiara se encuentra reunida con otros dos cazadores del clan, pero estos al verle y sabedores de lo que está a punto de acontecer se esfuman en las sombras. La puerta se cierra tras él y pasan unos segundos de calma tensa, donde ninguno aparta la mirada escarlata del otro. El desafío de Kiara le enfurece en desmedida, a la par que le excita. ¿Cuántos años habían pasado desde la última vez que alguien le miraba así?, no lo recordaba, hacía ya tiempo que había exterminado a sus enemigos.
Pero Kiara no era su enemiga. Era suya, como lo era Juliette, aunque ella no lo supiera todavía. Finalmente se decide a hablar, aunque su voz suena cruel y el tono tiembla por la ira.
- He permitido tu insolencia durante mucho tiempo, Kiara. Quizás demasiado. Sabes perfectamente que le sucede a aquellos que osan desafiarme, no tientes a tu suerte babeando por la cena de otros…. ¿No has escuchado ese dicho? No muerdas la mano que te da de comer, y sobre todo, no lo hagas si esta puede morderte a ti.
- Mi señor. – Lorath, su mayordomo, le acompaña, siguiendo su ritmo e intentando como siempre hacerle ver la situación con los ojos del raciocinio. – Kiara solo ha… comentado con los demás que tener un plato tan apetitoso en la mansión hace que su estómago ruja… no es nada que otros no hayan dicho antes. – Era cierto, pero Magnus sabía que a diferencia de los demás miembros de su clan aquella criatura a la que transformó hace años era la única con el valor necesario para atacar a Juliette en un ataque de demencia. Si decía aquello, era por que empezaba a planteárselo como una opción.
Y Juliette era suya, suya en cuerpo y alma.
Sin embargo, justo antes de entrar en el comedor donde sabe que se encuentra, se detiene para responder a su fiel sirviente. – De acuerdo, Lorath. Está bien por esta vez. Hablaré a solas con ella, puedes retirarte. – Cuando el mayordomo asiente y se aleja por el pasillo, Magnus abre la puerta del gran comedor lentamente haciendo que esta emita un breve quejido. Al entrar Kiara se encuentra reunida con otros dos cazadores del clan, pero estos al verle y sabedores de lo que está a punto de acontecer se esfuman en las sombras. La puerta se cierra tras él y pasan unos segundos de calma tensa, donde ninguno aparta la mirada escarlata del otro. El desafío de Kiara le enfurece en desmedida, a la par que le excita. ¿Cuántos años habían pasado desde la última vez que alguien le miraba así?, no lo recordaba, hacía ya tiempo que había exterminado a sus enemigos.
Pero Kiara no era su enemiga. Era suya, como lo era Juliette, aunque ella no lo supiera todavía. Finalmente se decide a hablar, aunque su voz suena cruel y el tono tiembla por la ira.
- He permitido tu insolencia durante mucho tiempo, Kiara. Quizás demasiado. Sabes perfectamente que le sucede a aquellos que osan desafiarme, no tientes a tu suerte babeando por la cena de otros…. ¿No has escuchado ese dicho? No muerdas la mano que te da de comer, y sobre todo, no lo hagas si esta puede morderte a ti.
Magnus Sephard- Clase Alta
Re: Please, have some mercy || Magnus & Kiara
-Una lástima…-Kiara se recostó en la silla y observó a sus compañeros- Con el delicioso aperitivo que tenemos aquí, entre estas cuatro paredes y Magnus nos hace ir a cazar todos los días…
Soltó aquello con ligereza, como si fuera un tema banal tener a una humana entre ellos. Como si no la importara en absoluto la presencia de Juliette. Se levantó de un salto y se limpió con cuidado los restos de sangre, al tiempo que observaba por el rabillo del ojo cómo Lorath abandonaba la sala. Sabía a dónde se dirigía y la vampiresa no estaba asustada. Ella no pensaba levantarse contra Magnus, sólo quería que abriera los ojos… ¿Tan difícil de entender era? ¿Para qué quería alguien como Magnus a un ser como ella? ¿Qué veía en aquella debilucha de ojos de ciervo asustado?
La “joven” volvió a recostarse pero esta vez cerca de uno de los miembros del clan. Uno de los más mayores y temidos. Pese a su juventud como vampiresa, sabía la reacción que causaba en la mayoría de los hombres y vampiros y siempre se aprovechaba de ella.
-¿No crees… Louis- se acercó más a él, de manera que su mano rozó descuidadamente el pantalón del vampiro- que esa joven tiene que saber… estupendamente?- al decir esas palabras se lamió los labios y sonrió con crueldad.
Los pasos al final del pasillo no tardaron en hacerse oír, por lo que Kiara se levantó rápidamente de aquel sitio y tomó posición en el centro de la sala, aguardando. El resto del Clan permaneció allí y sólo se marchó cuando la imponente presencia de Magnus hizo aparición. La vampiresa alzó los ojos y los clavó en su líder, manteniendo así un silencioso enfrentamiento al que el vampiro dio fin con aquellas palabras llenas de ira.
-¿Mi insolencia?- Kiara ladeó la cabeza y le miró sin entender- Siempre te he obedecido Magnus, nunca he sido desleal, siempre has podido contar conmigo… ¿De qué insolencia hablas?-guardó silencio y, tras unos segundos volvió a hablar- No tenía intención de morder tu mano… Sólo decía- se encogió de hombros y dio un paso hacia delante- ¿Desde cuándo es…?- no llegó a terminar su frase, porque un ruido al otro lado de la puerta la alertó de que no estaban solos.
Kiara sonrió. Conocería aquel olor en cualquier parte. Esa sangre… dulce, palpitante. Cuántas veces había soñado ya terminar con derramar la sangre de aquella insulsa humana que tanto le molestaba.
-Vaya, Magnus. Me parece que tu mascota sabe escuchar detrás de las puertas- se movió con rapidez hasta quedar junto a la muchacha. No la tocó, simplemente sonrió y abrió del todo la puerta- No te quedes ahí escondida. Al parecer aquí, respetar a los demás sólo se aplica a los vampiros…
Soltó aquello con ligereza, como si fuera un tema banal tener a una humana entre ellos. Como si no la importara en absoluto la presencia de Juliette. Se levantó de un salto y se limpió con cuidado los restos de sangre, al tiempo que observaba por el rabillo del ojo cómo Lorath abandonaba la sala. Sabía a dónde se dirigía y la vampiresa no estaba asustada. Ella no pensaba levantarse contra Magnus, sólo quería que abriera los ojos… ¿Tan difícil de entender era? ¿Para qué quería alguien como Magnus a un ser como ella? ¿Qué veía en aquella debilucha de ojos de ciervo asustado?
La “joven” volvió a recostarse pero esta vez cerca de uno de los miembros del clan. Uno de los más mayores y temidos. Pese a su juventud como vampiresa, sabía la reacción que causaba en la mayoría de los hombres y vampiros y siempre se aprovechaba de ella.
-¿No crees… Louis- se acercó más a él, de manera que su mano rozó descuidadamente el pantalón del vampiro- que esa joven tiene que saber… estupendamente?- al decir esas palabras se lamió los labios y sonrió con crueldad.
Los pasos al final del pasillo no tardaron en hacerse oír, por lo que Kiara se levantó rápidamente de aquel sitio y tomó posición en el centro de la sala, aguardando. El resto del Clan permaneció allí y sólo se marchó cuando la imponente presencia de Magnus hizo aparición. La vampiresa alzó los ojos y los clavó en su líder, manteniendo así un silencioso enfrentamiento al que el vampiro dio fin con aquellas palabras llenas de ira.
-¿Mi insolencia?- Kiara ladeó la cabeza y le miró sin entender- Siempre te he obedecido Magnus, nunca he sido desleal, siempre has podido contar conmigo… ¿De qué insolencia hablas?-guardó silencio y, tras unos segundos volvió a hablar- No tenía intención de morder tu mano… Sólo decía- se encogió de hombros y dio un paso hacia delante- ¿Desde cuándo es…?- no llegó a terminar su frase, porque un ruido al otro lado de la puerta la alertó de que no estaban solos.
Kiara sonrió. Conocería aquel olor en cualquier parte. Esa sangre… dulce, palpitante. Cuántas veces había soñado ya terminar con derramar la sangre de aquella insulsa humana que tanto le molestaba.
-Vaya, Magnus. Me parece que tu mascota sabe escuchar detrás de las puertas- se movió con rapidez hasta quedar junto a la muchacha. No la tocó, simplemente sonrió y abrió del todo la puerta- No te quedes ahí escondida. Al parecer aquí, respetar a los demás sólo se aplica a los vampiros…
Kiara Sellers- Clase Alta
Re: Please, have some mercy || Magnus & Kiara
Aunque había tratado de no escuchar nada, las palabras de ambos vampiros habían llegado a sus oídos. Siempre había intuído que Kiara la despreciaba, pero nunca había pensado que hasta ese punto. Oír hablar a las dos criaturas y referirse a ella como "la cena", provocaban un nudo en la garganta de Juliette que muchas veces sólo podía disiparse con lágrimas.
Y, en aquel momento, tenía ganas de llorar. Tenía ganas de salir corriendo, de atravesar las altas vallas de aquella mansión y regresar a París, con sus padres, con su familia. Tenía ganas de olvidar aquellos dos años, de olvidar todo el dolor que había sentido. Pero sabía que, por mucho que lo intentase, jamás lo conseguiría. En el hipotético caso de lograr escapar de allí, Juliette sabía que acabaría volviendo de alguna manera. Porque jamás podría olvidar a Magnus.
-Lo siento mucho, de verdad. No pretendía escuchar nada, sólo iba camino de la cocina en busca de algo para comer...- En cuanto pronunció aquellas palabras, supo que debía haberse quedado callada. Hablar con dos vampiros del hambre que tenía cuando éstos deberían estar alimentándose no había sido la mejor de sus ideas. Pero, en su inocencia, no podía evitar decir la verdad siempre.-No era mi intención faltarte al respeto, Kiara.-Pronunció aquellas palabras agachando la cabeza, evitando en todo momento establecer contacto con alguno de los dos. No quería ver en sus ojos la sed, ni quería ver cómo seguían el recorrido de sus venas y los latidos de su corazón.
Sólo quería un poco de tranquilidad, pero en aquella mansión era prácticamente imposible.
-Y te pediría que dejases de llamarme así. Me llamo Juliette.-Aunque en su cabeza había sonado desafiente, apenas era audible el susurro con el que pronunció aquella réplica. Pero ya estaba cansada, muy cansada, y algún día les demostraría a ambos que no era la debilucha que todos creían. Algún día.
Y, en aquel momento, tenía ganas de llorar. Tenía ganas de salir corriendo, de atravesar las altas vallas de aquella mansión y regresar a París, con sus padres, con su familia. Tenía ganas de olvidar aquellos dos años, de olvidar todo el dolor que había sentido. Pero sabía que, por mucho que lo intentase, jamás lo conseguiría. En el hipotético caso de lograr escapar de allí, Juliette sabía que acabaría volviendo de alguna manera. Porque jamás podría olvidar a Magnus.
-Lo siento mucho, de verdad. No pretendía escuchar nada, sólo iba camino de la cocina en busca de algo para comer...- En cuanto pronunció aquellas palabras, supo que debía haberse quedado callada. Hablar con dos vampiros del hambre que tenía cuando éstos deberían estar alimentándose no había sido la mejor de sus ideas. Pero, en su inocencia, no podía evitar decir la verdad siempre.-No era mi intención faltarte al respeto, Kiara.-Pronunció aquellas palabras agachando la cabeza, evitando en todo momento establecer contacto con alguno de los dos. No quería ver en sus ojos la sed, ni quería ver cómo seguían el recorrido de sus venas y los latidos de su corazón.
Sólo quería un poco de tranquilidad, pero en aquella mansión era prácticamente imposible.
-Y te pediría que dejases de llamarme así. Me llamo Juliette.-Aunque en su cabeza había sonado desafiente, apenas era audible el susurro con el que pronunció aquella réplica. Pero ya estaba cansada, muy cansada, y algún día les demostraría a ambos que no era la debilucha que todos creían. Algún día.
Juliette Morandé- Clase Alta
- Ocupacion : Merienda de Magnus
Localización : La mansión de Magnus
Re: Please, have some mercy || Magnus & Kiara
Ese olor, ese olor dulce a la par que provocativo era inconfundible. Tanto que, antes de que la joven abriese la puerta del comedor ambos vampiros ya sabían de quien se trataba. Los ojos de Kiara se encienden en dos pequeñas chispas rojas, y Magnus tensa sus músculos en un acto reflejo, preparado para saltar sobre ella si entrevía que iba a atacar a la humana. Juliette tenía libertad para caminar por casi toda la mansión a su antojo, pero pecaba de inocente al creer que todas las habitaciones a priori cerradas eran un lugar seguro para ella.
Tras el cruce de palabras de ambas, Magnus sonríe divertido mientras observa, sin perder detalle, cada movimiento por parte de la vampira. Él era su creador y en teoría era más fuerte, más rápido y más experto en lo que el arte de matar se referida, pero Kiara era una de sus mejores asesinas y no estaba seguro de que en un combate a muerte él fuera quien acabara con el corazón del otro en la palma de la mano. Respetaba a la vampira, casi tanto como respetaba a Lorath, pero pese a que creía en la lealtad que esta le juraba cuando Juliette entraba en escena Magnus temía que la pequeña locura que portaba la dominara. << Quien sabe, quizás un día incluso le permita que se sirva una buena copa de ‘vino’ con la francesita. A nuestra salud >>
Con dos pasos felinos se sitúa junto a la humana, inclinando el torso y depositando un suave beso en el dorso de su mano.
- No tienes nada por lo que disculparte, querida. – Tomando su mano, la invita a tomar asiento en la gran mesa del comedor. – Ahora mismo te sirven algo de comer… - Con un chasquido de los dedos, Magnus sabe que en breve varios de sus sirvientes vampiros llegaran con algo de comida para la humana. Juliette no era la única humana que vivía en la mansión, por supuesto, durante el día sus guardianes humanos se encargaban del mantenimiento del lugar y de vigilar para que otro clan, la Hermandad, o cualquier enemigo pueda atacarles en su hora más débil. Sin embargo estos abandonaban la mansión durante la noche, por seguridad. A diferencia de Juliette, quien cada día que pasaba parecía tener una vida más noctambula. – Puedes tomar asiento también, Kiara. Aprovecharé esta ocasión para tratar un tema al que llevo dando vueltas cierto tiempo. – Cuando la humana se encontraba presente, Magnus variaba su carácter disfrazando ligeramente el monstruo que era realmente. No quería asustarla hasta el punto de que durante las horas de Sol cometiera la estupidez de quitarse la vida, algo que él pensaba era realmente lo que cualquiera en su situación habría hecho ya. En cierta forma, le conmovía la fortaleza y las esperanzabas que creía que la joven tenía en poder salir con vida de aquella prisión que era su nueva vida, si es que a eso se le podía llamar así.
Tras el cruce de palabras de ambas, Magnus sonríe divertido mientras observa, sin perder detalle, cada movimiento por parte de la vampira. Él era su creador y en teoría era más fuerte, más rápido y más experto en lo que el arte de matar se referida, pero Kiara era una de sus mejores asesinas y no estaba seguro de que en un combate a muerte él fuera quien acabara con el corazón del otro en la palma de la mano. Respetaba a la vampira, casi tanto como respetaba a Lorath, pero pese a que creía en la lealtad que esta le juraba cuando Juliette entraba en escena Magnus temía que la pequeña locura que portaba la dominara. << Quien sabe, quizás un día incluso le permita que se sirva una buena copa de ‘vino’ con la francesita. A nuestra salud >>
Con dos pasos felinos se sitúa junto a la humana, inclinando el torso y depositando un suave beso en el dorso de su mano.
- No tienes nada por lo que disculparte, querida. – Tomando su mano, la invita a tomar asiento en la gran mesa del comedor. – Ahora mismo te sirven algo de comer… - Con un chasquido de los dedos, Magnus sabe que en breve varios de sus sirvientes vampiros llegaran con algo de comida para la humana. Juliette no era la única humana que vivía en la mansión, por supuesto, durante el día sus guardianes humanos se encargaban del mantenimiento del lugar y de vigilar para que otro clan, la Hermandad, o cualquier enemigo pueda atacarles en su hora más débil. Sin embargo estos abandonaban la mansión durante la noche, por seguridad. A diferencia de Juliette, quien cada día que pasaba parecía tener una vida más noctambula. – Puedes tomar asiento también, Kiara. Aprovecharé esta ocasión para tratar un tema al que llevo dando vueltas cierto tiempo. – Cuando la humana se encontraba presente, Magnus variaba su carácter disfrazando ligeramente el monstruo que era realmente. No quería asustarla hasta el punto de que durante las horas de Sol cometiera la estupidez de quitarse la vida, algo que él pensaba era realmente lo que cualquiera en su situación habría hecho ya. En cierta forma, le conmovía la fortaleza y las esperanzabas que creía que la joven tenía en poder salir con vida de aquella prisión que era su nueva vida, si es que a eso se le podía llamar así.
Magnus Sephard- Clase Alta
Re: Please, have some mercy || Magnus & Kiara
Kiara alzó la ceja y aguardó. Esperaba gritos por parte de Magnus, alguna muestra de poder, alguna demostración de que lo que ella pensaba era erróneo. Pero no. Su líder se comportó como un gatito delante de la humana. Bueno, un gatito para lo que Magnus era normalmente. La vampiresa clavó los ojos en Juliette y la estudió con atención. Ya lo había hecho varias veces, pero confiaba en que, si seguía haciéndolo, eventualmente descubriría que la hacía tan especial para el vampiro.
Era guapa. Vale. Pero estaba siempre asustada y temblorosa. ¿Era eso lo que le gustaba a su creador? Porque menuda cosa…
-Oh. La mascotita ha sacado sus garras- sonrió con sarcasmo e hizo caso omiso de su petición. Ella quería que Juliette desapareciera del mapa, y aún no había visto cumplido su deseo… Así que. Estaban en paz- Pasa, niña- abrió aún más la puerta y con su cuerpo flanqueó la entrada de la muchacha. Kiara, a medida que pasaban los minutos, fruncía más y más el ceño.
“No tienes nada de qué preocuparte, querida” ¿En serio? De verdad, que una humana tuviera más privilegios y mejor trato que ellos era una cosa increíble.
Kiara optó por no compartir sus pensamientos. Ya lo haría más adelante cuando supiera que Magnus estaba receptivo. No era estúpida, y no quería meterse en una discusión absurda que podía terminar muy mal para ambos. Tras una mueca sarcástica, Kiara obedeció a las palabras de su líder y se sentó lo más alejada posible de aquellos dos personajes.
-Dinos Magnus… ¿Qué quieres contarnos a las dos?- ladeó la cabeza, única señal que se permitió para mostrar curiosidad, y sonrió con crueldad. Lo único que ella podría compartir con Juliette era la sangre de la humana, y bueno, estaba bastante claro que no era eso lo que Magnus esperaba en aquel momento de la pareja.
Era guapa. Vale. Pero estaba siempre asustada y temblorosa. ¿Era eso lo que le gustaba a su creador? Porque menuda cosa…
-Oh. La mascotita ha sacado sus garras- sonrió con sarcasmo e hizo caso omiso de su petición. Ella quería que Juliette desapareciera del mapa, y aún no había visto cumplido su deseo… Así que. Estaban en paz- Pasa, niña- abrió aún más la puerta y con su cuerpo flanqueó la entrada de la muchacha. Kiara, a medida que pasaban los minutos, fruncía más y más el ceño.
“No tienes nada de qué preocuparte, querida” ¿En serio? De verdad, que una humana tuviera más privilegios y mejor trato que ellos era una cosa increíble.
Kiara optó por no compartir sus pensamientos. Ya lo haría más adelante cuando supiera que Magnus estaba receptivo. No era estúpida, y no quería meterse en una discusión absurda que podía terminar muy mal para ambos. Tras una mueca sarcástica, Kiara obedeció a las palabras de su líder y se sentó lo más alejada posible de aquellos dos personajes.
-Dinos Magnus… ¿Qué quieres contarnos a las dos?- ladeó la cabeza, única señal que se permitió para mostrar curiosidad, y sonrió con crueldad. Lo único que ella podría compartir con Juliette era la sangre de la humana, y bueno, estaba bastante claro que no era eso lo que Magnus esperaba en aquel momento de la pareja.
Kiara Sellers- Clase Alta
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