Re: Feels in the Night | Thomas

por Thomas G. Runner Sáb Ago 09, 2014 6:58 pm

Gruñí de nuevo al escuchar sus palabras. Sabe que no me gusta que me llame de esa forma, y aun así lo hace. Y recordarme que tengo un deber para con otra mujer tampoco ayuda. Pero sus palabras me sorprenden, ¿quiere todo de mi? Siempre pensé que nunca me iba a tomar en serio, que como ella dice tan solo soy un mestizo que no es digno de una hija de alfa como ella. Pero su amenaza hacia mi novia es la prueba mas evidente que quizás haya mas de lo que Georgia siempre me ha dejado ver. Lo que antes era un juego, había pasado a ser real.

- Esta bien.- respiré profundamente y muy serio. Siempre supe que llegado el momento tendría que alejarme de mi novia. La gitana me lo advirtió en su momento, los licantropos y los humanos no pueden coexistir en armonía, lo que no esperaba es que de todos los motivos que tendría para dejarla, mi hermana fuera uno de ellos.- No quiero que te le acerques, ¿esta claro?.- le dije yo también lo suficientemente frío para saber que hablaba en serio. De todas formas siempre podría decirle que solo sería un tiempo, hasta que Georgia se marche, porque siempre se acaba marchando, ¿que podría ser diferente esta vez?

Esbocé media sonrisa ante su reto, y lo que hice fue girar la cabeza para mirarle el cuello, aun llevaba mi marca en el. Después sonreí con verdadera sorna, creo que eso ya lo había llevado a cabo en nuestro anterior encuentro. Pero si quería que se lo volviera a demostrar no tenia ningún problema. Pero antes debía ocuparme de nuestro amigo. Le hice un gesto para que aguardara en el tejado mientras yo bajaba de nuevo junto con el cadáver. Habíamos hecho un buen destrozo, pero aun así, no podíamos dejarle aquí. Rebusqué entre los bolsillos del cadáver hasta dar con lo que quería, una petaca cargada de alcohol. Este tipo es un borracho, lo que me extraña es que no tenga mas de una. Vierto todo su contenido sobre el cadáver, empapando bien su ropa. Siempre suelo llevar fósforos para hacer hogueras en mi cueva, enciendo uno y lo lanzo sobre el cuerpo, viéndolo encenderse al instante. El fuego hará su cometido, y ahora me toca a mi.

- Vamos.- le digo a Georgia al volver a su lado. Pero en realidad no era una sugerencia, ni iba a esperar a que se decidiera a si era digno de ella o no. Simplemente tomé lo que quería, me la cargué al hombro dispuesto a someterla a mi voluntad.

por Georgia A. Runner Sáb Ago 09, 2014 8:51 pm

En un rincón de su cabeza algo le decía que no sabía a lo que estaba jugando aquella vez, que no lo sabían ninguno de los dos y que iba a tener consecuencias. Georgia hizo caso omiso a aquello mientras le pedía a Thomas la seguridad de que no lo encontraría con otra nunca más. Se había planteado la situación y le daba ganas de matar a alguien y dejarlo a él atado como un perro para su único disfrute. Pero parecía que no iba a ser necesario, que se entregaba voluntariamente. Una sonrisa de pura satisfacción recorrió su semblante, aunque la agrió que siguiera protegiendo a la humana. Chasqueó la lengua, molesta. No quería sólo su fidelidad de cuerpo, también la quería de mente y no podía permitirse que una humana pasase de aquella manera por encima de ella.

-Que no se acerque ella a nosotros- gruñó, con los ojos encendidos por la rabia y los celos de que se preocupara por un trozo de carne. No se merecía que ella le fuese fiel, no se merecía que alguien libre como era ella se dejara encadenar a un mestizo como él. Ni siquiera se dio cuenta de que había hablado en plural de manera natural. Lo vigiló desde arriba, aún rabiosa, viendo como incendiaba el cuerpo de aquel infeliz que les había servido de cena. Al menos no quedarían restos de ellos por aquel lugar. Le miró ceñuda, molesta de que aquel vamos fuera más una orden que una sugerencia. Debería enseñarle que, por mucho que fuese el macho, no iba a tener el poder ni por asomo, y menos sobre ella. Gruñó y pataleó cuando la agarró, arañándole la espalda y destrozando todavía más su camisa -Suéltame o mi próxima comida serás tú- le ladró mientras se la llevaba, sin dejar de arañarle intentando que la soltara.