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ienvenidos a Darkness Revival.Estais a punto de adentraros en Londres, año 1890, una época tan peligrosa como atrayente. La alta sociedad se mueve entre bailes oficiales, bodas, cabarets y fumaderos de opio. Las prostitutas y mendigos se ganan como pueden la vida, engañando, robando o estafando. Pero hay algo mucho mas oscuro en las calles de la ciudad del Támesis, más oscuro aún que el terrible Jack. Seres sobrenaturales como brujas, vampiros, metamorfos y malditos se esconden entre los miembros de la sociedad, temerosos de la sangrienta hermandad que les persigue: la Black Dagger Brotherhood. ¿Sobrevivirás? .
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La soledad del vampiro fugado [libre]
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La soledad del vampiro fugado [libre]
La soledad del vampiro fugado
Jane Carroll/Libre ф 19/1:05 am ф Puerto de Londres
Jane Carroll/Libre ф 19/1:05 am ф Puerto de Londres
“ | “Lo peor que le puede pasar a una persona es tener muchos nombres, pero no acordarse de ninguno” |
Dicen que la noche sólo se aplica a gente de la mala vida, gente que quiere ocultarse de la vista de los demás, y que, aprovechándose de la falta de luz solar, salen de sus refugios más ocultos y oscuros. Dicen que es en la noche cuando salen los violadores, asesinos, ladrones, prostitutas…y aquellos que lo saben, vampiros, hombres lobo…y la peor de esas bestias: los cazadores. A todos los seres sobrenaturales se nos asigna la noche como si la necesitáramos por nuestro carácter de presas que se tienen que ocultar para cazar. Dicen que somos los malos, los crueles, los que merecen morir, los que, aparte de violadores y asesinos, otorgamos ese tinte oscuro que ennegrece más la noche oscura. Dicen que tenemos que ocultarnos porque somos monstruos, como si aquello fuera una obligación que todos debemos seguir a rajatabla. Sin embargo, aquellos que más nos conocen…aparte de nosotros mismos, son los cazadores, nuestros peores enemigos. Los cazadores dicen que no nos puede dar la luz del día porque en nuestra naturaleza está la noche, la de ocultarnos para evitar ser descubiertos por nuestras presas. Nuestra naturaleza, según ellos, nos aleja del bien en cuanto no nos permite exponernos al sol sin sufrir quemaduras. Ellos piensan que, como si el sol fuera Dios, si nos atrevemos a mirarle directamente, o mostrarnos ante él, este acaba con nosotros porque somos seres aberrantes. Muchos podrían decirme al afirmar lo anterior…que meto a todos los cazadores en un mismo saco. En parte así es, pero no por odio, no porque los deteste. Yo fui cazadora…yo llegué a pensar eso porque mi padre así lo pensaba…porque el lugar donde estaba, así lo pensaban, sin distinguir entre edades o sexos. Todos pensaban que los vampiros somos aberraciones del mal…y que, como tal, merecen ser exterminados, de nuevo, basándose en su indistinción de edades o sexos, que al parecer, se aplicaba a todo: tanto dentro como fuera de la organización.
Emití un pequeño suspiro mientras mis brazos se alzaban ligeramente, sin ponerlos completamente en cruz. Corría una suave brisa, fría, correspondiente a una noche milagrosamente despejada, sin esas nubes de polvo de fábrica mezclándose con nubes naturales que ofrecían a Londres un aspecto industrial muy apagado e inhumano. El aire también se metía entre la capucha de mi capa y la retiraba levemente. Dejé que permaneciera así, ya que la sensación del viento revolviendo mis cabellos era sumamente placentera. Me hacía sentir realmente libre si cerraba los ojos y olvidaba todo lo que concernía a la realidad. Ser un ente movido por el viento que, al principio es algo pesado para el aire, pero lentamente es alzado por ráfagas más potentes. Ese ente aparentemente con forma humana baila con el viento y con otros objetos llevados por él. Ese ente lentamente es llevado hacia el cielo oscuro, porque este fenómeno siempre ocurría por la noche, sin la intromisión del sol, para hacer compañía a la Luna. Ese ente lentamente se va confundiendo con el aire como si se estuviera uniendo al mismo, como si sus brazos, piernas, cabellos, torso…absolutamente todo, se convirtiera en aire. Ese ente en realidad forma parte de otros muchos entes que, anteriormente se difuminaron por el aire, de tal forma que son libres de ir donde quieran. Esa libertad les hace sentirse libres…y por eso bailan, por eso el viento es a veces muy potente, y a veces una suave brisa que revolotea alrededor de las finas hojas de los árboles.
Abrí los ojos y miré hacia el mar, sonriendo completamente relajada por esta historia que me solía contar mi madre antes de irme a dormir. Yo me imaginaba que estaba en este mismo lugar: en el puerto, apoyada en una barandilla de metal, odiada por el mar por el estado del material. Me imaginaba que era de noche, justo como ahora. Una noche fría, solitaria en el puerto. En seguida, me di cuenta de que mi cabeza estaba al descubierto por completo. Rápidamente me volví a poner la capucha. Me sentía libre, pero a veces la libertad conllevaba un alto precio…y es ser perseguido por todo lo que eres y por lo que fuiste…
Emití un pequeño suspiro mientras mis brazos se alzaban ligeramente, sin ponerlos completamente en cruz. Corría una suave brisa, fría, correspondiente a una noche milagrosamente despejada, sin esas nubes de polvo de fábrica mezclándose con nubes naturales que ofrecían a Londres un aspecto industrial muy apagado e inhumano. El aire también se metía entre la capucha de mi capa y la retiraba levemente. Dejé que permaneciera así, ya que la sensación del viento revolviendo mis cabellos era sumamente placentera. Me hacía sentir realmente libre si cerraba los ojos y olvidaba todo lo que concernía a la realidad. Ser un ente movido por el viento que, al principio es algo pesado para el aire, pero lentamente es alzado por ráfagas más potentes. Ese ente aparentemente con forma humana baila con el viento y con otros objetos llevados por él. Ese ente lentamente es llevado hacia el cielo oscuro, porque este fenómeno siempre ocurría por la noche, sin la intromisión del sol, para hacer compañía a la Luna. Ese ente lentamente se va confundiendo con el aire como si se estuviera uniendo al mismo, como si sus brazos, piernas, cabellos, torso…absolutamente todo, se convirtiera en aire. Ese ente en realidad forma parte de otros muchos entes que, anteriormente se difuminaron por el aire, de tal forma que son libres de ir donde quieran. Esa libertad les hace sentirse libres…y por eso bailan, por eso el viento es a veces muy potente, y a veces una suave brisa que revolotea alrededor de las finas hojas de los árboles.
Abrí los ojos y miré hacia el mar, sonriendo completamente relajada por esta historia que me solía contar mi madre antes de irme a dormir. Yo me imaginaba que estaba en este mismo lugar: en el puerto, apoyada en una barandilla de metal, odiada por el mar por el estado del material. Me imaginaba que era de noche, justo como ahora. Una noche fría, solitaria en el puerto. En seguida, me di cuenta de que mi cabeza estaba al descubierto por completo. Rápidamente me volví a poner la capucha. Me sentía libre, pero a veces la libertad conllevaba un alto precio…y es ser perseguido por todo lo que eres y por lo que fuiste…
Jane Carroll- Clase Media
- Localización : Londres
Re: La soledad del vampiro fugado [libre]
La noche me envuelve como si fuera un manto protector. El hecho de que se haya convertido en mi mejor amiga, realmente la única, no supone más que otra nota triste en mi negra y avinagrada existencia. Si la oscuridad era mi mejor compañera, también eran con mis pensamientos con quien mantenía las mejores conversaciones. Me he vuelto algo torpe en el trato cotidiano, me he dado cuenta. Siempre tenso con toda persona desconocida que pudiera conocerme realmente. Solo puedo conversar tranquilamente con desconocidos, en realidad, no importa que conozcan mi secreto si no puedo controlarlo, no podrán seguirme.
Me deslizo despacio por el suelo aunque todos mis instintos me piden lo contrario, correr, saltar, cazar... Desde el mordisco que recibí me he convertido en un ser creado para dar muerte. Es extremadamente duro luchar durante cada contacto con una persona por no clavarle los colmillos en el cuello, es aterrador pensar que la idea de matar a un ser querido se te antoja de lo más placentera, que cualquiera de los transeúntes de la calle sería una excelente cena. La sangre de los animales nutría, pero no saciaba, ya que me veo obligado a matar humanos de tanto en tanto, prefiero atacar a personas despreciables. Sonrío con ácida ironía siendo consciente del humor negro que sigue tildando cada uno de los pensamientos que surcan mi mente.
-Mírame aquí, un hombre destinado a grandes cosas, a ser un representante en la Cámara, un filósofo o un inventor, escondiéndose de la realidad en el puerto ¡Qué futuro tan brillante te esperaba, señor Lawrence! Y tú gran hallazgo para mejorar la vida de los tuyos consistió en descubrir que la sangre con agua puede hacerse pasar por vino, lo que te hace mucho más tolerante con quien tengas alrededor – Me digo a mí mismo entre dientes.
La mezquina autocompasión vuelve a hacer acto de presencia. Estoy acostumbrado a su amargo contacto, aparece cada noche cuando salgo de casa y me reencuentro con lo que antaño era mi vida No desaparece hasta que me duermo o estoy entre las piernas de una mujer. Un vampiro ninfómano... quizá debería escribir una novela sobre eso y publicarla bajo seudónimo. O dejarla encima de mi cama antes de desaparecer. Aunque a mi hermana no creo que le falten dinero a no ser que haga ninguna locura, nunca se hace ascos a tener más. Esa era la filosofía que había guiado a cada miembro de mi familia y, sobre todo, a mí mismo. Tener más dinero, más mujeres; ser más generoso, más culto, más fuerte, más hábil ¿Acaso no eran los grandes objetivos de mi vida durante mi vanidosa juventud? ¿De qué me sirvió alcanzarlos? Cuando una puta te muerde en un callejón y te convierte en vampiro no sirve para nada todo lo que hayas tenido, tienes que renuncia a ello y luchar por conseguir un objetivo mayor: Aceptarte a ti mismo e intentar ser feliz..o al menos útil, en esas estoy. Una boda y todo se acaba, Marcus, incluso la necesidad de seguir viviendo, vuelvo a decirme a mí mismo tras lo que me propongo por enésima vez dejar esas muestras de autocompasión de una vez por todas. Eso es lo que me ayudará a continuar, el camino es largo, ahora más que nunca.
Entre murmullos me deslizo por las calles más oscuras. Es la ventaja de ser un vampiro ¿Cómo van a atracarme si soy diez veces más fuerte que ellos? ¿ Cómo me van a matar si ya estoy muerto? Recorro lentamente esos solitarios callejones evitando todo contacto con la población hasta el puerto. Hoy toca cacería. ¿Será la sangre de un desafortunado la que cubra mis ropas o será otro tipo de líquido caliente? Como siempre mis pasos se dirigían a buscar soledad, antes de la compañía. Sin embargo, no estoy solo. Una joven rubia está sobre la barandilla, me acerco a ella mientras noto una pequeña sonrisa en mis labios, ya era un depredador antes de ser mordido, no había dejado de serlo.
- No creo que este lugar sea adecuado para una chica sola, hay demasiado granuja que no ha visto a una mujer en meses suelto por esta zona. Defensa a cambio de algo de compañía. Soy comerciante y suena como un acuerdo maravilloso- Y sin más, me senté a su lado intentando no mostrar la sonrisa que en otras ocasiones había mostrado... más de una mujer había huido corriendo al ver salir unos colmillos.
Me deslizo despacio por el suelo aunque todos mis instintos me piden lo contrario, correr, saltar, cazar... Desde el mordisco que recibí me he convertido en un ser creado para dar muerte. Es extremadamente duro luchar durante cada contacto con una persona por no clavarle los colmillos en el cuello, es aterrador pensar que la idea de matar a un ser querido se te antoja de lo más placentera, que cualquiera de los transeúntes de la calle sería una excelente cena. La sangre de los animales nutría, pero no saciaba, ya que me veo obligado a matar humanos de tanto en tanto, prefiero atacar a personas despreciables. Sonrío con ácida ironía siendo consciente del humor negro que sigue tildando cada uno de los pensamientos que surcan mi mente.
-Mírame aquí, un hombre destinado a grandes cosas, a ser un representante en la Cámara, un filósofo o un inventor, escondiéndose de la realidad en el puerto ¡Qué futuro tan brillante te esperaba, señor Lawrence! Y tú gran hallazgo para mejorar la vida de los tuyos consistió en descubrir que la sangre con agua puede hacerse pasar por vino, lo que te hace mucho más tolerante con quien tengas alrededor – Me digo a mí mismo entre dientes.
La mezquina autocompasión vuelve a hacer acto de presencia. Estoy acostumbrado a su amargo contacto, aparece cada noche cuando salgo de casa y me reencuentro con lo que antaño era mi vida No desaparece hasta que me duermo o estoy entre las piernas de una mujer. Un vampiro ninfómano... quizá debería escribir una novela sobre eso y publicarla bajo seudónimo. O dejarla encima de mi cama antes de desaparecer. Aunque a mi hermana no creo que le falten dinero a no ser que haga ninguna locura, nunca se hace ascos a tener más. Esa era la filosofía que había guiado a cada miembro de mi familia y, sobre todo, a mí mismo. Tener más dinero, más mujeres; ser más generoso, más culto, más fuerte, más hábil ¿Acaso no eran los grandes objetivos de mi vida durante mi vanidosa juventud? ¿De qué me sirvió alcanzarlos? Cuando una puta te muerde en un callejón y te convierte en vampiro no sirve para nada todo lo que hayas tenido, tienes que renuncia a ello y luchar por conseguir un objetivo mayor: Aceptarte a ti mismo e intentar ser feliz..o al menos útil, en esas estoy. Una boda y todo se acaba, Marcus, incluso la necesidad de seguir viviendo, vuelvo a decirme a mí mismo tras lo que me propongo por enésima vez dejar esas muestras de autocompasión de una vez por todas. Eso es lo que me ayudará a continuar, el camino es largo, ahora más que nunca.
Entre murmullos me deslizo por las calles más oscuras. Es la ventaja de ser un vampiro ¿Cómo van a atracarme si soy diez veces más fuerte que ellos? ¿ Cómo me van a matar si ya estoy muerto? Recorro lentamente esos solitarios callejones evitando todo contacto con la población hasta el puerto. Hoy toca cacería. ¿Será la sangre de un desafortunado la que cubra mis ropas o será otro tipo de líquido caliente? Como siempre mis pasos se dirigían a buscar soledad, antes de la compañía. Sin embargo, no estoy solo. Una joven rubia está sobre la barandilla, me acerco a ella mientras noto una pequeña sonrisa en mis labios, ya era un depredador antes de ser mordido, no había dejado de serlo.
- No creo que este lugar sea adecuado para una chica sola, hay demasiado granuja que no ha visto a una mujer en meses suelto por esta zona. Defensa a cambio de algo de compañía. Soy comerciante y suena como un acuerdo maravilloso- Y sin más, me senté a su lado intentando no mostrar la sonrisa que en otras ocasiones había mostrado... más de una mujer había huido corriendo al ver salir unos colmillos.
Marcus Lawrence
Re: La soledad del vampiro fugado [libre]
Este era el momento exacto en el que la libertad se convertía en una verdadera cárcel. La absoluta libertad puede resultar abrumadora, lo mismo que si una persona piensa en que puede hacer lo que quiera, cuando quiera. Pocas personas se atreven a decir aquello y siempre se apoyan en las normas tanto morales como civiles, de la sociedad. Todos ellos piensan que, al estar en una sociedad, rodeados de más personas, deben respetar las normas establecidas para evitar que una velada apacible se convierta en una verdadera hecatombe. Sin embargo, pese a esas normas, siguen siendo completamente libres de seguirlas o no. En muchas ocasiones el verbo “deber” y el verbo “poder” se mezclan, de tal forma, que “deber” pasa a ser “poder”. En muchas ocasiones he escuchado “no puedo matar a alguien en la calle”. Si se tienen los medios adecuados, se puede perfectamente, otro asunto es si se debe o no se debe hacer. Ni yo misma era consciente de la libertad que tenía, si es que tenía aquella total libertad. Mi vida había sido sellada a través de un pacto casi demoníaco: libertad a cambio de ser perseguida por el resto de mi vida. Ser apartada aparentemente de la sociedad visible, para ser parte de una sociedad invisible, una sociedad bohemia y aparentemente apacible entre tinieblas. ¿Debo considerarlo como tal?, ¿como algo dentro de la sociedad…o más bien como otro mundo al margen de tal?. Eran preguntas que me hacía cada día, a cada hora. Estas preguntas eran algo que se hacían más evidentes cuando ambos mundos se juntaban en uno solo…y ese momento era por la noche. La barandilla que estaba tocando también la habían tocado otras personas normales antes: mujeres, hombres, probablemente niños también, y ahora, la estaba tocando un vampiro. Seguro que nadie podría haberlo podido imaginar, pero así era.
En seguida sentí la presencia absolutamente muda de alguien detrás de mí. No podía siquiera evitarlo, pero agarré con fuerza una daga que tenía en un pequeño cinturón de tela de la cintura. Al estar por debajo de la capa, apenas se veía. Sabía que no podría ser un enemigo, pero mi instinto de cazadora aún pervivía en mí. Aquellos largos años de entrenamiento se introdujeron en mi cuerpo de una forma que no podía evitar, de una forma que no podía engañar. Al instante, aquel tipo que empezó a hablarme ya se había situado a mi lado. Una mirada se deslizó hacia él para mirarle de reojo, siempre en una actitud distante, defensiva, dispuesta a atacar. Ahora pertenecía al mundo sobrenatural más que cuando era cazadora, sin embargo, eso no quiere decir que no tenga enemigos que quieran matarme en el bando en el que estoy ahora, y, pese a lo que digan sobre que era una pieza muy valiosa a la hora de acabar con aquella organización, aún me costaba creerlo.
Sólo me hizo falta echar un vistazo para darme cuenta de la naturaleza de aquel hombre: era pálido, no caminaba como un hombre, no se comportaba como tal pese a que aparentemente podría haber pasado por una persona normal si la persona que tiene delante no tuviera conocimientos sobre razas sobrenaturales. No obstante, yo tenía bastante conocimiento no sólo por las enseñanzas de la organización, sino porque vivía el día a día de la raza, sentía lo que muchos sienten…y hago lo que muchos hacen. Dicen que “para conocer al enemigo, hay que ser él”. En mi caso, lo fui, no lo soy.
-Bueno…dicen muchos que las apariencias engañan…-dije a la par de devolverle la misma sonrisa-por aquí hay muchos vagabundos, pescadores desesperados por encontrar alguna mujer que quiera yacer en su lecho…sin embargo, no van a encontrar muchas, al menos, eso creo-aquella sonrisa se convirtió en otra más de misterio. Pese a que en el exterior parecía tranquila y le sonreía a la par de tener una conversación tranquila con él, todavía tenía la daga en mi mano, dispuesta a clavarla si las cosas se ponen feas-aunque, he de decir que ha sido algo imprudente de mi parte…todo riesgo tiene su recompensa…-desvié la mirada hacia la Luna-quédese conmigo, si quiere, y contemple la Luna junto a mí. Si quiere, también puede contarme el por qué está aquí, pues todos tenemos un motivo para ello
En seguida sentí la presencia absolutamente muda de alguien detrás de mí. No podía siquiera evitarlo, pero agarré con fuerza una daga que tenía en un pequeño cinturón de tela de la cintura. Al estar por debajo de la capa, apenas se veía. Sabía que no podría ser un enemigo, pero mi instinto de cazadora aún pervivía en mí. Aquellos largos años de entrenamiento se introdujeron en mi cuerpo de una forma que no podía evitar, de una forma que no podía engañar. Al instante, aquel tipo que empezó a hablarme ya se había situado a mi lado. Una mirada se deslizó hacia él para mirarle de reojo, siempre en una actitud distante, defensiva, dispuesta a atacar. Ahora pertenecía al mundo sobrenatural más que cuando era cazadora, sin embargo, eso no quiere decir que no tenga enemigos que quieran matarme en el bando en el que estoy ahora, y, pese a lo que digan sobre que era una pieza muy valiosa a la hora de acabar con aquella organización, aún me costaba creerlo.
Sólo me hizo falta echar un vistazo para darme cuenta de la naturaleza de aquel hombre: era pálido, no caminaba como un hombre, no se comportaba como tal pese a que aparentemente podría haber pasado por una persona normal si la persona que tiene delante no tuviera conocimientos sobre razas sobrenaturales. No obstante, yo tenía bastante conocimiento no sólo por las enseñanzas de la organización, sino porque vivía el día a día de la raza, sentía lo que muchos sienten…y hago lo que muchos hacen. Dicen que “para conocer al enemigo, hay que ser él”. En mi caso, lo fui, no lo soy.
-Bueno…dicen muchos que las apariencias engañan…-dije a la par de devolverle la misma sonrisa-por aquí hay muchos vagabundos, pescadores desesperados por encontrar alguna mujer que quiera yacer en su lecho…sin embargo, no van a encontrar muchas, al menos, eso creo-aquella sonrisa se convirtió en otra más de misterio. Pese a que en el exterior parecía tranquila y le sonreía a la par de tener una conversación tranquila con él, todavía tenía la daga en mi mano, dispuesta a clavarla si las cosas se ponen feas-aunque, he de decir que ha sido algo imprudente de mi parte…todo riesgo tiene su recompensa…-desvié la mirada hacia la Luna-quédese conmigo, si quiere, y contemple la Luna junto a mí. Si quiere, también puede contarme el por qué está aquí, pues todos tenemos un motivo para ello
Jane Carroll- Clase Media
- Localización : Londres
Re: La soledad del vampiro fugado [libre]
En la mesa hoy durante la cena, habíamos tenido una disputa, el por qué me negaba tanto a tratar de hacer una vida normal, mi padre quería que tratara de adaptarme, que a pesar de lo que estaba sufriendo, me estaba diciendo que me volvía una joven hoca, huraña y solitaria, y me decía que así nunca iba a encontrar un hombre que quisiera casarse conmigo. Yo no le había ni mirado, simplemente la había dicho, bueno mejor, recordado que ya no era su niñita humana de antes, que ella había muerto en un callejón oscuro, y básicamente por su culpa. Después de eso, me había retirado a mi habitación, donde había pasado un par de horas tumbada en mi cama, viendo como se consumía una vela en mi mesita.
Pero ya no me apetecía estar más allí tumbada, me levanté y me puse un vestido negro y encima la capa también negra, con la que me sentía abrigada y acogida en aquellas noches que salía al exterior.
Era algo extraño, salí ya del mar, me había encontrado con mi otro yo por unos segundos. Pero en ese instante capté un par de voces, una masculina y otra femenina. Me giré buscando el origen de ambas voces y no tardé en verlo. Era extraño que hubiera gente en ese lugar, y menos que no fueran marineros o mercantes. Me acerqué a ellos, había algo extraño, en ellos no bombeaba sangre por sus venas, les pasaba como a mí, no eran seres vivos, ¿serían vampiros como yo? Quería saber más de ellos, por lo que me acerqué y decidí dejarme ver. -Buenas noches...-dije con una sonrisa.
Pero ya no me apetecía estar más allí tumbada, me levanté y me puse un vestido negro y encima la capa también negra, con la que me sentía abrigada y acogida en aquellas noches que salía al exterior.
- Vestido:
Era algo extraño, salí ya del mar, me había encontrado con mi otro yo por unos segundos. Pero en ese instante capté un par de voces, una masculina y otra femenina. Me giré buscando el origen de ambas voces y no tardé en verlo. Era extraño que hubiera gente en ese lugar, y menos que no fueran marineros o mercantes. Me acerqué a ellos, había algo extraño, en ellos no bombeaba sangre por sus venas, les pasaba como a mí, no eran seres vivos, ¿serían vampiros como yo? Quería saber más de ellos, por lo que me acerqué y decidí dejarme ver. -Buenas noches...-dije con una sonrisa.
Katherine Pierce- Nobleza y Aristocracia
- Ocupacion : Estudiante.
Localización : Donde me deje ver.
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