Magnus Sephard ID

Descripción Psicológica

Magnus no recuerda su pasado, no recuerda cómo se comportaba ni qué clase de mortal era cuando aún la sangre corría por sus venas. Y le trae sin cuidado. Para él es una bendición haber renacido como un Hijo de la Noche, un don del que se siente orgulloso y absolutamente merecedor. Los pecados capitales son sus vástagos, a los que alimenta con cada acción que realiza durante las horas nocturnas haciendo sonreír de satisfacción al mismo Lucifer. Su astucia unida a su crueldad y egolatría le han convertido en un ser despiadado, impredecible y con unas dotes de manipulación solo inferiores a las de una Kalastria, haciendo que los demás Hijos de la Noche que se mueven en sus círculos sean meras marionetas en sus manos.

Carece de más ambiciones que las de disfrutar de los placeres que su nueva condición le permite. La lujuria que siente se ve sustituida por la gula, creando incontables orgias de sangre donde puede saciar sus instintos más primarios a los que se entrega una y otra vez junto a los miembros de su clan. Su único cometido en Londres es disfrutar de su superioridad sobre los mortales, a los que desprecia y ve como simple ganado, y de hacer que poco a poco la ciudad pase a ser única y exclusivamente de las Sombras.

A lo único a lo que teme Magnus es a la Hermandad de la Daga Negra, ya que los considera unos fanáticos dementes a los que no puede predecir. Creen en un Dios inexistente, pues para él solo existe el Dios de la Oscuridad y el placer.
No respeta a nada ni nadie, sin importar la raza a la que pertenezcas o si tan siquiera formas parte de su clan, pero, en especial odia aquellos vampiros de una condición social inferior a la suya por considerarles indignos. Sin embargo, si puede evitarlo rehúye enfrentarse a cualquier otro miembro de su raza por considerarle un miembro más de su ejército contra la luz, un ejército de Sombras en las que él es el Comandante.

Historia

 Su primer recuerdo es el dolor, un dolor que no se puede expresar con palabras y que le estaba matando por dentro sin que pudiera saber de dónde provenía. Al abrir los ojos, el dolor fue localizado y sabia como ponerle fin: Tenía hambre. Junto a él se encontraba un hombre ataviado con las ropas oscuras clásicas de los mayordomos, lívido como una estatua y con una copa repleta de un líquido carmesí, un líquido carmesí que le parecía estar suplicando que lo bebiera. Al beber sus sentidos se agudizaron, el iris de sus ojos se convirtió en una pequeña esfera roja y una sonrisa animal se dibujó en su rostro, una sonrisa que ya no se borraría jamás.

Así comenzó su historia, o lo que recuerda de ella.  El que al parecer era su mayordomo le explicó que sus padres habían fallecido asesinados y que él era heredero de una de las mayores fortunas de Londres y de Europa. Su nombre era Magnus, y su naturaleza no era humana, era algo más: Un ser perfecto, una máquina de alimentar que tan solo necesita la noche para poder sembrar el pánico en el corazón de las demás razas existentes.

Durante el tiempo que pasó como neófito Magnus se dejó llevar por todos los placeres que tenía a su alcance, y gracias a su poder económico y la ayuda de su fiel sirviente logró pasar desapercibido para la sociedad como el monstruo que era. Poco a poco fue interesándose por algo más que divertirse y descubrió que los Sephard eran una familia de traficantes de todo aquello que estaba prohibido: Cortesanas para los burdeles, opio, alcohol… e incluso obras de arte pasaban por sus barcos con destino a otros países, haciendo que su fortuna creciera más y más. Todo su negocio parecía estar perfectamente equilibrado, como una maquinaria a la que ya no hacía falta darle cuerda haciendo que sus labores se limitaran a disfrutar de la noche.

Tras años haciendo lo que le venía en gana llegó un momento en el que le fue insuficiente, necesitaba nuevos alicientes para poder seguir ‘viviendo’ en su eternidad. Fue así como creó su clan, un clan donde solo tenían cabida aquellos vampiros que formaban parte de la clase alta y de la nobleza y cuyo cometido era disfrutar juntos de las orgias y formar una tela de araña sobre Londres donde todo pasará por sus manos antes que las de por cualquier otro. Con este fin, Magnus compró muchos de los burdeles de la ciudad asegurándose así que toda la información que pasara por ellos fuera a sus oídos, o más bien, a los de su mayordomo.

Ahora su meta está fijada en la destrucción de la Hermandad de la Daga Negra, su único enemigo y escollo hacia el control absoluto de Londres.
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