Blood Moon - Alexandra

Hasta la actualidad las predicciones de su Oraculo eran precisas, pero no tanto. La muerte de su esposo no afecto tanto como se pensaba a la sociedad londinense. Para que una muerte de un magnate no impactase tanto entonces debia ser por otras causas. Ella se preguntaba si la hermandad de la daga negra estaria detras de ello.

Pero en la noche tenia otros planes, su "Amatius" (un violin) estaba tardando demasiado en llegar. Y Alexandra no era muy paciente que digamos. Se quedo a esperar por una hora al mensajero que entregara su pedido pero nunca llego lo cual la hizo tomar riendas propias en el asunto. Como una sombra de espectro fantasmal del inframundo la vampiresa se desplazaba techo por techo hasta dar en el puerto. Alli estaba el supuesto hangar y el barco en donde estaba lo que venia a buscar. Lo que no sabia es que quizas encontraria mas de lo que esperaba.

Sangre, muerte y terror. Todo eso fue lo que vio mientras caminaba al lado de los cuerpos resecos de los humanos que yacian en el piso al tiempo que escuchaba sufrir a los demas que estaban vivos. Sonrio un poco volviendose melancolica al recordarle aquellas epocas en donde los hombres se abrian el craneo entre ellos con hachas, lanzas y espadas. Aquel lugar era casi como un espejo en el tiempo. Sus pasos se detuvieron frente a un cadaver con la garganta destrozada que aun mantenia el violin entre sus brasos. -Esto es mio gracias- Hablo al tiempo que le quitaba el violin y fijaba su mirada a todos los otros vampiros alli presentes, sonriendoles y mostrandoles los colmillos. Como si alguno de esos crios menores de 100 años le pudiese hacer algun daño antes de que la vampiresa les estampara la cabeza contra el piso. Pero por fortuna fue la voz de Marcus quien los detuvo.

-Magnus Sephard... Es inconfundible aquella voz- Observo hacia arriba en donde este se encontraba, y no hizo nada mas que cruzar los brasos y volar. Levitando lentamente hasta donde este se encontraba y manteniendose suspendida en el aire, observandolo y estudiandolo sin hacerle caso a la adolecenste moribunda a sus brasos, despues de todo solo era ganado. En una epoca ella quizas era un poco como el; Disfrutando de la sangre y el dolor ajeno, sesgando vidas a diestra y siniestra. Pero claro que aquellas epocas para ella estaban terminando ante un mundo "civilizado"...o quizas no tanto pues la doble moral en londres aun se mantenia. -Una cena? Para mi solo seria un postre...Solo vine a buscar este objeto mio, que no llego a destino ya que su mensajero fue tu cena...-Sonrio levemente -...pero supongo que me puedo quedar un rato mas- Comento ante este para luego ver hacia abajo. -¿Enemigos en especial o solo otra comida mas?- Le pregunto.

La vampira observo la caja de su violin atentamente mientras se posaba en una viga cercana. El sonido de la joven rompiendose unos cuantos huesos al caer no hizo caña en ella y menos de los subditos de Marcus alimentandose de lo que quedaba. Con sus manos abrio la caja y probo el instrumento en solo dos notas. El violin se encontraba bien por fortuna aunque le molesto el hecho de que tenia que ir a buscarlo ella misma a plena carniceria que ni siquiera era la suya propia; El clan de Marcus habia crecido si, tanto en poder como en adeptos de manera exponencial mucho mas veloz que su propio clan.

-Por fortuna esta todo bien, pero trata la proxima vez de no asaltar mensajeros que se dirijan con paquetes hacia mi casa, tienen rotulos en ellos sabes?- Finalizo con la recomendacion cuando luego escucho de su boca sobre la Hermandad. No habia vampiro alguno que supiera de ellos y de que eran sus enemigos a simple vista. Su rostro cambio a uno serio y taciturno mientras volvia a guardar su violin en la caja. -Los "letargos" nunca son buenos ni en humanos, ni en nadie. Los letargos significan que estan moviendo sus fichas en el tablero de ajedrez y que tarde o temprano haran un movimiento crucial o atacaran. Posiblemente ya esten atacandonos y si siquiera nos damos cuenta...o quizas su tiempo de vida simplemente se agoto y sus lideres murieron de viejos- Termino con una pequeña risilla burlona hacia aquellos humanos cazadores. -Pondre a mi oraculo a trabajar en ello, pero sinceramente no es solo de los cazadores quien debemos cuidarnos, enemigos hay muchos y a veces entre las propias filas-