Malory House (Stella Brice)

 

Si bien Cassandra había llegado a Londres con la firme intención de deshacerse de la mansión en la que había vivido con su esposo, pues traía a su memoria muchas cosas que no quería recordar, al ver la casa de Margot decidió que le sería más fácil vivir con los recuerdos que hacerlo sin los lujos. Por ese motivo, cuando Chocolate pasó a recogerla a casa de su hermana, lo informó del cambio de planes: la que había sido la residencia del matrimonio Malory sería ahora la mansión de las hermanas Brice. La casa había estado cerrada durante todo el tiempo que Cassandra había estado fuera, por lo que sería necesario ponerla a punto antes de que pudiesen vivir allí. La penúltima de las Brice decidió que debería ir ella misma a comprobar el estado de la casa y cuando su hermana Stella quiso acompañarla, aceptó de buen grado.

El corto viaje en carruaje no había sido muy ameno. Cassandra podría notar la hostilidad de su hermana menor incluso si no hubiese poseído sus poderes. Sin embargo, en lugar de enfrentar a su hermana y preguntarle el motivo de su actitud para solucionar la situación, Cissy decidió ceñirse a su patrón de actuación habitual: actuar como si todo fuese perfecto, como si no se percatase del estado de ánimo de su hermana o no le afectase lo más mínimo. Era mucho más sencillo ignorar todo aquello que le resultase desagradable y que, a fin de cuentas, no era especialmente importante en ese momento. Ya pensaría en ello más adelante… O eso se repetía la de dorados bucles simplemente para olvidar y no tener que pararse nunca a pensar en una verdad que terminaría por caer sobre sus hombros algún día para derrumbarla. Así pues, Cassandra parloteó animadamente al principio con Stella, hasta que se cansó de escucharse a sí misma y prefirió callar.

Cuando llegaron a la mansión, Cassandra se recreó contemplándola y recordando. Encontró un retrato de Luke sobre la chimenea del salón principal y dibujó una agria sonrisa antes de enseñárselo a su hermana –Apuesto, ¿verdad? –le preguntó con un deje de ironía en la voz –Dijo que me daría luz hasta hacerme brillar como una estrella… –dijo mientras alzaba los ojos, con un brillo nostálgico que años atrás había sido ilusión –Pero nunca me habló del fuego… –añadió mientras que aquel brillo se convertía en furia antes de tirar el cuadro a la chimenea apagada. Stella no podría comprender la implicación de sus palabras, pues ninguna de sus hermanas sabía por lo que había pasado. Cissy negó, tratando de sacarse aquellos desagradables recuerdos de su cabeza.

En aquel momento, entró Chocolate con un sobre en las manos –Estaba en el buzón –dijo simplemente antes de pasársela a Cassandra, que la leyó con avidez mientras una sonrisa exultante se extendía por su hermoso rostro –Dime, hermanita ¿has estado alguna vez en una fiesta? –le preguntó con tal entusiasmo que cualquiera hubiera creído imposible que segundos antes hubiera estado tan deprimida como furiosa por el fantasma de Lucian Malory.